Quienes se dedican al derecho han descubierto que este es un oficio altamente demandante que suele, según lo demostrado en diversos estudios, cobrar una alta tarifa a la salud mental de sus profesionales. Es por esto que, de acuerdo con el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Minnesota, las firmas de abogados han centrado sus esfuerzos en reducir el estrés dentro de la profesión mediante la provisión de herramientas personales para el autocuidado.
La investigación de la Universidad de Minnesota demostró que cuando los despachos han intentado abordar las causas del estrés de sus abogados, entre las que se encuentran expectativas poco claras o realistas y una enorme carga de trabajo, ha sido más fácil atender al individuo que extinguir los causantes del deterioro de la salud mental de los profesionales del derecho.
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También por esto es que, mientras se llama a trabajar en mitigar los desencadenantes (relacionados íntimamente con la cultura y normas propias del oficio jurídico), se enfatiza en que las organizaciones pongan a disposición de sus integrantes departamentos de salud mental y espacios donde se fomente su diálogo.
Con esto, a decir de Toni Jaeger-Fine, abogada, autora y oradora de bienestar y de la Universidad de Fordham (Estados Unidos), cada vez es más importante que las firmas se centren en el clima actual por, al menos, dos razones:
- Porque los desafíos al bienestar han alcanzado proporciones épicas, lo que levanta preocupaciones y socava la capacidad para servir mejor a sus clientes.
- Porque la generación más joven de abogados está muy preocupada por su bienestar.
"Es probable que las empresas que no proporcionan recursos para gestionar la salud mental pierdan talento valioso. En ambos aspectos, las empresas deberían tomar en serio los problemas de salud mental de su fuerza laboral como un imperativo empresarial".
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Las bases de un departamento de salud mental
Jaeger-Fine explica que la creación de un programa de bienestar depende en gran medida del contexto y depende del tamaño, recursos, estructura de gestión y estrategia general de las firmas, por este motivo, las firmas más grandes pueden considerar tener un departamento dedicado a cuestiones de bienestar, dirigido por un profesional cuyo trabajo sea brindar capacitación y otros recursos a los abogados y otros miembros del personal.
Un departamento como este podría, además, incluir una cadencia regular de capacitaciones y un conjunto de recursos que pueden incluir membresías en gimnasios, acceso a asesores, comidas, un sistema bien pensado de arreglos laborales flexibles, consejeros para ayudarlos a revaluar y ejecutar planes profesionales e incluso servicios de terapia.
El éxito en la instalación de un área de bienestar mental depende, entre otros factores, del respaldo y el compromiso de la alta dirección para que los esfuerzos no se diluyan y terminen derivando en un proyecto fallido, precisa Renny Yagosesky, PhD en Psicología, asesor empresarial y conferencista internacional.
Yagosesky enfatiza que ese departamento tiene que estar en manos profesionales debidamente capacitadas “para asegurarse el éxito en los resultados”, a la vez que, como tercer requisito, que trabaje en la creación e instauración de un programa de difusión o de mercadeo interno que normalice la búsqueda y la aceptación de ayuda psicológica, para reducir y superar el estigma de que quienes toman apoyo psicológico son personas con trastornos.
"Finalmente, se recomienda premiar o dar reconocimiento a quienes participen activamente del proyecto, para así potenciar su viabilidad y darle sostén en el tiempo".
Es posible, apunta Jaeger-Fine, que las firmas más pequeñas no estén en condiciones de poner en marcha un departamento completo, pero deberían nombrar a alguien para que supervise las iniciativas de bienestar de la empresa. Dependiendo del nivel de experiencia en estos temas, es probable que esa persona necesite contratar uno o más consultores que puedan ayudar a la empresa a desarrollar un programa de bienestar que satisfaga sus necesidades.
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Inteligencia emocional como la clave de todo
Una de las mayores exigencias que se le puede hacer a una firma de abogados es convertirse, así sea paulatinamente, en una firma con inteligencia emocional, descrita por Yagosesky como una organización que valora los resultados concretos y tangibles, calculados en casos ganados o en ganancias materiales, y valora y promueve el desarrollo de ciertas habilidades emocionales y sociales en su personal, como saber reconocer las emociones propias y ajenas e intervenir en ellas de manera efectiva para mejorar el desempeño y las relaciones laborales.
Jaeger-Fine la describe como una firma con una comprensión y una expectativa generalizadas de que sus miembros y, especialmente sus líderes, serán individuos emocionalmente inteligentes que trabajan para crear un entorno emocionalmente inteligente.
"En este entorno ideal, las personas serían conscientes de sí mismas y comprenderían cómo sus propias emociones influyen en los demás; serían capaces de autorregularse, gestionando sus emociones a la luz de circunstancias cambiantes; entenderían y responderían apropiadamente a los demás y tendrían un conjunto sólido de habilidades sociales que se utilizarían continuamente para construir y mantener relaciones y permitir una comunicación efectiva, incluida la escucha".
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Es tal la importancia que la salud mental tiene entre las nuevas generaciones de abogados (y la penetración de este concepto entre los abogados veteranos) que, aunque muchas empresas incluirían sus áreas de bienestar mental en el llamado “salario emocional”, la profesora de Fordham considera que es poco probable que los abogados actuales conciban a un experto o departamento de salud mental como un salario emocional.
"En la medida en que una empresa vaya más allá (por ejemplo, ofreciendo terapia confidencial gratuita o membresías en un gimnasio), dichos beneficios pueden considerarse como un salario emocional, pero seguramente generarán buena voluntad".
En contraste, Yagosesky sí lo incluiría dentro de los parámetros del salario emocional, ya que formaría parte de los beneficios no monetarios que los empleados reciben y sería percibido como una ayuda o compensación, debido al impacto positivo que tienen esas políticas en la vida personal y laboral, con el agregado de ser un plus para toda la vida.
Explica que solo restaría entender que convertir a una firma de abogados en un ente con inteligencia emocional pasa por estructurar una cultura basada en las emociones como un factor relevante para el desempeño exitoso y el bienestar general, permitiendo una comunicación abierta en la que sea permitido hablar del tema emocional sin que parezca algo desajustado o debilitante, ofreciendo programas de formación centrados en habilidades emocionales y activando un tipo de liderazgo que valore y considere la gestión emocional como una habilidad relevante, instruyendo a los líderes para no subestimar el aspecto emocional de los trabajadores y su habilidad social.
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