Aunque buena parte de los países de América Latina ha puesto atención al hidrógeno verde a través de diversas iniciativas, no cuenta con una regulación que establezca reglas claras e incentivos fiscales que ayuden a desarrollar esta industria.
Algunos como Paraguay han decidido incluir en sus normativas relacionadas con las energías renovables un aparte sobre este recurso. De acuerdo con Martín Carlevaro, socio líder de infraestructura de BKM | Berkeyemer, hasta ahora no es un asunto regulado, pero está incluido en el proyecto de ley de energías renovables que se encuentra en el Congreso desde octubre pasado. Comenta que, ante la falta de regulación específica para las iniciativas que han surgido en el campo del hidrógeno verde se aplican diferentes normativas vigentes.
Adriana Ocampos, asociada sénior del equipo infraestructura de BKM | Berkemeyer, con énfasis en la parte regulatoria tanto del área de infraestructura como de energía, señala que el proyecto de ley incluye incentivos fiscales tanto para personas físicas y jurídicas por un período de cinco años renovables, y se extiende a importación de equipos materiales para la implementación de plantas de producción de hidrógeno verde en ese país.
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En Chile, el año pasado se otorgaron atribuciones al Ministerio de Energía para crear un marco legal flexible y con estándares armonizados con regulaciones internacionales y hoy se trabaja en resolver las brechas existentes en las distintas etapas de la cadena de valor, considerando la versatilidad del energético, de acuerdo con lo que comenta Diego Peña Diez, socio de DLA Piper – Chile a cargo de temas de recursos naturales. El país es pionero en la región, pues en noviembre de 2020 dio a conocer la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, que fijó objetivos claros y marcó un punto de partida esencial para esta industria.
Hasta ahora la legislación chilena trata al hidrógeno en forma genérica e inorgánica, siendo regulado por los reglamentos de sustancias peligrosas (gases inflamables). Sin embargo, el especialista destaca que, en las políticas e incentivos para la inversión en nuevas tecnologías de energía sustentable, Chile está a la vanguardia y ha impulsado diversas iniciativas estratégicas que consideran las brechas de costos entre la alternativa verde y la alternativa fósil, como también riesgos tecnológicos y de demanda. Esto incluye fondos públicos para financiar etapas tempranas. De hecho, el país cuenta con una Estrategia de Instrumentos Económicos para la Transición Energética que contempla medidas concretas para desincentivar las opciones tecnológicas contaminantes y fomentar las bajas en emisiones.
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“Chile tiene una institucionalidad y regulación robusta en materia de financiamiento e inversión extranjera”, añade Peña Diez al tiempo de referir que diversos estudios han detectado que la colaboración público-privada en etapas tempranas es efectiva para acelerar la adopción tecnológica, lo que favorece el posicionamiento de los proyectos en un punto donde se les facilita el financiamiento.
Una muestra es que, a finales del año pasado, la estatal Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) adjudicó fondos a seis proyectos de hidrógeno verde que deberían entrar en funcionamiento a más tardar en diciembre de 2025.
En el caso de Paraguay, Carlevaro refiere que hay mucho interés y apetito por invertir en este tipo de proyectos, pero está consciente de que hay mucho por hacer y esto incluye tener en cuenta temas de bancabilidad en los acuerdos de compraventa de energía como que la tarifa sea actualizable y que plazo sea suficiente para repago de la inversión.
Proyectos en camino
En Paraguay, como en Chile, hay varias iniciativas para explotar el negocio de hidrógeno verde y convertirlo en un producto de exportación y generador de divisas.
Berkemeyer trabaja con la compañía canadiense NeoGreen Hydrogen Corporation que, a mediados de 2021, firmó un acuerdo de entendimiento con la Administración Estatal de Electricidad (Ande) para la provisión de energía, un PPA (acuerdo de compraventa de energía) a 20 años, que alimente de energía a un piloto de 50 megavatios (MW) y luego a un proyecto más grande, de 500 MW, que estará operativo entre 2024 y 2025. El proyecto está actualmente en etapa de prefactibilidad. La compañía canadiense trabaja con un socio local, la constructora Tocsa, para el desarrollo de la planta y con el grupo argentino de logística Atria para transportar hidrógeno en barcazas por el río desde la zona franca.
El proyecto de NeoGreen se suma a otras tres iniciativas de empresas de Reino Unido (Atome), Italia y Australia.
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Peña Diez comenta que DLA Piper participa en el desarrollo de plantas de hidrógeno verde en distintas jurisdicciones. En la chilena, en particular, representa a clientes que están en etapas de estudio sobre capacidades de producción y logística, así como también evaluando posibilidades de constituir consorcios para desarrollos de aplicaciones en el mercado local.
Las dudas de los clientes del bufete, interesados en invertir en hidrógeno verde en Chile, se centran en la normativa aplicable, desarrollo de proyectos y los efectos que podría tener el proceso de redacción de una nueva Constitución en esta industria, además de interesarse por conocer estructuras que les permitan mitigar riesgos en etapas tempranas para luego escalar y de informarse sobre las posibilidades y mecanismos de inversión y financiamiento.
Oportunidades a la vista y beneficios
Para Peña Diez, la clave para potenciar el hidrógeno verde es reducir su costo nivelado de producción, siendo el suministro eléctrico el porcentaje más relevante del mismo. Cree que allí Chile tiene una ventaja comparativa, al contar con un gran potencial de generación renovable, permitiendo una producción a bajo costo. Además de tener buena infraestructura, capital humano y privilegiada geografía para posicionarse como un exportador de hidrógeno.
“Si actuamos a tiempo, Chile se transformará en un hub estratégico regional, que permitirá suministrar a mercados internacionales colaborando en la transición energética global”, destaca.
Espera que, siendo el hidrógeno verde el eslabón entre las energías renovables y aquellos sectores que tradicionalmente se consideran difíciles de descarbonizar, ya sea porque son difíciles de electrificar o bien debido a la alta densidad energética requerida, se estima que el desarrollo de este mercado podría reducir significativamente las emisiones para el cumplimiento del compromiso de carbono neutralidad al 2050.
También considera que, la cadena de valor asociada a este combustible promoverá nuevas inversiones, formación de capital humano, investigación, desarrollo e innovación local, y fomento de actividad económica relacionada con esta industria.
Impacto del conflicto Rusia-Ucrania
María Yolanda Pereira, socia del área de energía de Berkemeyer, parte de los encarecimientos de insumos básicos, producto de la guerra en Ucrania, como combustibles y fertilizantes, para desarrollar su hipótesis sobre un nuevo panorama: el hidrógeno verde y del amoníaco verde ayudarán a reducir los costos de importación de productos como el gas licuado de petróleo, incluso su sustitución, y amoníaco, este último clave en la producción de fertilizantes.
“Se trata de buscar alternativas. Puede haber beneficios y una gran oportunidad para acelerar al máximo este tipo de proyectos”, agrega.
Sobre las iniciativas en marcha, la experta señala que aprovecharán el recurso hídrico de Itaipú, a lo que Carlevaro agrega que Paraguay tiene capacidad ociosa de energía, que hoy vende a Brasil y, prácticamente, la regala a un precio irrisorio.
Para Peña Diez, el impacto del conflicto es profundo. Espera que, en el corto plazo, las fluctuaciones en los precios de los commodities harán que Chile busque depender en menor medida de combustibles fósiles importados fortaleciendo su matriz de energías renovables.
“Ese tránsito deberá ir de la mano de una recuperación económica, en un contexto inflacionario adverso, por lo que tendremos que navegar un mercado energético que estará tensionado”, manifiesta.
En cuanto al hidrógeno verde, cree que este reordenamiento energético global será una buena oportunidad para acelerar el tránsito de Europa hacia este combustible, objetivo en el que Chile ya está colaborando con diversos acuerdos y proyectos en desarrollo.
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