En abril de este año, el Banco Mundial vaticinó en un informe que si los países latinoamericanos y caribeños aprovechan el crecimiento del nearshoring y las oportunidades que ofrece podrán conservar la resiliencia que han logrado sus economías, a pesar del crecimiento del endeudamiento, la inflación y la incertidumbre globales tendrán un crecimiento inclusivo.
Esta estrategia de reubicación industrial representa ventajas para todas las partes involucradas; por ejemplo, para quienes se reubican para mejorar la logística de su manufactura y distribución, o para reducir los riesgos asociados con las operaciones offshore y los gastos de traslado y seguros.
La cercanía facilita las respuestas y reduce los tiempos de acción y se puede aprovechar no solo la ubicación del país receptor sino también su experiencia local, que pasa desde el conocimiento del terreno hasta las habilidades logísticas, el capital humano y de investigación y desarrollo.
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Para quien recibe esta inversión, las ventajas se extienden desde el poder aumentar o mejorar la infraestructura local para recibir las empresas que externalizan sus operaciones, tener la oportunidad de aprender nuevos procesos y, sobre todo, ubicar en nuevos espacios mano de obra calificada en servicios profesionales específicos o áreas como ingeniería y tecnología.
Según EFE, México y Brasil son las naciones más atractivas para la reubicación, especialmente de empresas que apuntan al mercado asiático.
La primera de estas naciones se beneficia directamente de la cercanía con Estados Unidos y Canadá y de la necesidad que tiene EE.UU. de acercar sus fábricas en China a la región, lo que genera grandes oportunidades enmarcadas en los beneficios comerciales del T-MEC. Brasil, por su parte, es la segunda nación latinoamericana con mayores posibilidades de beneficiarse del nearshoring, lo que podría aumentar sus exportaciones en casi 8 mil millones de dólares, según el BID.
Aunque los gigantes latinoamericanos podrían llevarse la mayor tajada de empresas relocalizadas, la verdad es que toda nuestra región podría recibir a quienes decidan invertir. Un ejemplo es Perú, donde el conglomerado estatal chino Cosco Shipping Holdings está construyendo un puerto de aguas profundas a lo largo de la costa peruana para establecer un centro logístico, en cuya construcción también está involucrado el China Railway Group para levantar una vía que conecte la zona portuaria con el parque industrial en la ciudad de Chancay.
Organizarse logística, financiera y legalmente para recibir empresas interesadas en la relocalización es un reto que deben asumir las naciones en el futuro próximo, especialmente porque la externalización de industrias incluye muchas veces transferencia tecnológica e importantes activos intangibles.
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Los acuerdos de transferencia tecnológica en el contexto del nearshoring requieren una legislación robusta
De acuerdo con Juan Torres Landa, socio de la práctica corporativa y de finanzas de Hogan Lovells México, la preparación de cara al nearshoring incluye robustecer el marco jurídico y crear dentro de este un sistema de protección a la propiedad intelectual e industrial que, entre otros derechos, sea sólido y eficaz.
Asegura que es particularmente importante que se construya un fuerte esquema de protección de los derechos de autor, patentes, modelos industriales y marcas, al ser estos los principales activos de propiedad intelectual e industrial que se involucran en los procesos productivos que serían materialmente movilizados con motivo del nearshoring.
“Las inversiones de gran calado no son posibles en un país en que no se protejan los activos empresariales, y entre ellos destacan, sin duda, los conceptos y bienes de propiedad intelectual e industrial aquí referidos.”
Por otro lado, dice, es fundamental que la normatividad interna esté alineada con el estándar global de propiedad intelectual. Un ejemplo de esto es el T-MEC, que introdujo varias mejoras a la protección de la propiedad intelectual e industrial en México para garantizar un nivel adecuado y sólido de la protección de tales derechos.
“La incorporación de estas normas internacionales debe acarrear cambios institucionales y la debida capacitación de las autoridades correspondientes para lograr la efectiva aplicación de la regulación convencional de forma orgánica y sin que sea necesario, para la obtención de dicha protección, acudir a instancias jurisdiccionales por el desconocimiento de la autoridad local, o bien, omisión de adaptación del derecho e instituciones internas”, destaca Torres Landa.
Por su parte, Daniel Legaspi, socio de PI, activos intangibles & tech de Santamarina y Steta, asegura que una legislación beneficiará la transferencia de tecnología si contempla la posibilidad de adopción de medidas eficaces contra una infracción de derechos de PI, como puede ser impedir la circulación de mercancías, llevar a cabo aseguramientos, suspensión o remoción de contenidos en plataformas y clausuras.
También debe incluir recursos ágiles para prevenir infracciones, que pueden consistir en procedimientos de registro simplificados, procedimientos contenciosos acelerados y la colaboración con tecnología, así como sanciones que constituyan un medio eficaz de disuasión de futuras infracciones, claro está “a través de procedimientos que no resulten innecesariamente gravosos, complicados ni con plazos injustificables o dilaciones innecesarias, de la mano con un marco legal claro que reduzca las ambigüedades y facilite la resolución de disputas en la materia”.
También es indispensable que un país sea percibido como una jurisdicción con seguridad jurídica, lo que significa que, según Legaspi, quien coincide en esto con Torres Landa, “además de una legislación robusta con disposiciones que permitan a los titulares de derechos de PI tomar acciones en contra de una infracción, es necesario contar con una autoridad en materia de PI con autonomía técnica y de gestión, especializada, con recursos suficientes para ejercer sus atribuciones, así como con procesos internos eficientes y que goce de facultades amplias para prevenir, investigar y sancionar infracciones en materia de PI”.
En México, específicamente, el T-MEC facilita las inversiones y flujos de tecnología en el marco del nearshoring pero existen otros cuerpos normativos como el Arreglo de la Haya, el Convenio de Berna, el Convenio de París, el Tratado de Singapur y el Acuerdo sobre los Adpic, entre otros, que en su conjunto regulan la PI y que pueden ser útiles al momento de revisar qué se debe hacer para facilitar la transferencia tecnológica mientras se protegen los intangibles de las empresas relocalizadas.
Las oportunidades de la tercerización
Recibir empresas que se reubican a países más cercanos a los mercados de interés implica no solo “darles” personal calificado sino también manejar la fabricación de, por ejemplo, ciertos componentes y productos en los países que se están beneficiando de la relocalización de empresas extranjeras.
Apunta Torres Landa que la relocalización de empresas y el desarrollo de nuevas tecnologías pueden crear nuevos empleos y oportunidades económicas para los países receptores, lo que podría conducir a una mayor demanda de productos y servicios y, por lo tanto, a un estímulo del crecimiento económico en la región.
“Además, el desarrollo de nuevas tecnologías puede ser un incentivo para la inversión extranjera, lo que también puede generar un impacto económico significativo y positivo”.
En materia de desarrollo de nuevas aplicaciones y procedimientos, para los países receptores, su industria, empresas, universidades y entes del gobierno esto es muy beneficioso, así que en estos casos siempre surge la duda de cómo aprovechar estas oportunidades desde el ámbito de la innovación e invención.
Recibir empresas que tercerizan su producción no expande únicamente al mercado local sino que también genera un ecosistema de innovación que promueve el desarrollo de nuevos conocimientos y técnicas, así como de programas en que pueda adquirirse dicho aprendizaje, además de que estimula a los creadores locales a echar mano de las herramientas innovativas desarrolladas para grandes organizaciones para la optimización de sus propios procesos y la mejora de estas tecnologías, precisa el experto.
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“Con el nearshoring”, dice Legaspi, los países “tendrán la oportunidad de impulsar el desarrollo de nuevas aplicaciones y procedimientos a partir de la transferencia de tecnología”.
Por esto, es importante considerar que los beneficios del nearshoring podrán observarse en diversos ámbitos, como la industria y la educación. Para tal efecto, es importante facilitar la transferencia de tecnología para beneficiar el nearshoring, lo que requiere un enfoque colaborativo “entre gobiernos, empresas e instituciones educativas para crear un entorno propicio que fomente la innovación, la colaboración y el intercambio de conocimientos”.
Adicionalmente, apunta, además de que una determinada jurisdicción garantice la protección a la PI (indispensable para el éxito del fenómeno del nearshoring), pueden tomarse acciones como las siguientes:
- Establecer incentivos fiscales para empresas que estén dispuestas a compartir tecnología con socios o filiales en países donde se esté buscando implementar el nearshoring.
- Establecer acuerdos comerciales y alianzas estratégicas que faciliten la transferencia de tecnología, al eliminar barreras legales y arancelarias, y alianzas estratégicas entre compañías de diferentes países que promuevan el intercambio de conocimientos y tecnología.
- Establecer programas de formación y capacitación técnica, o mediante becas y cursos de formación especializados, a los trabajadores en el país receptor, para que puedan adquirir las habilidades y conocimientos tecnológicos necesarios.
- Establecer centros de investigación y desarrollo conjuntos entre empresas de origen y las ubicadas en el país de nearshoring para impulsar la colaboración y la transferencia de tecnología.
- Ofrecer servicios de consultoría y asesoramiento a empresas que estén considerando el nearshoring para ayudarles en el proceso de transferencia tecnológica y adaptación a nuevos entornos.
Al final, la transferencia de tecnología puede respaldarse proporcionando marcos de propiedad intelectual e industrial eficaces para su protección, transferencia y ejecución, que faciliten la transferencia y atraigan nuevas empresas para ingresar al mercado, resalta Torres Landa.
“Es importante reconocer que no todos los cambios pueden tener un origen normativo, ya que la principal fuente generadora de estas transiciones son las políticas públicas integrales que prevean desde la capacitación de los técnicos y profesionales que estarán a cargo del cisma industrial, pasando por la generación de estímulos para la creación y emprendimiento finalizando con el mantenimiento de un sistema que combata las problemáticas, a veces invisibles, que evita que los emprendimientos que surgen subsistan y crezcan en el mercado”.
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