Esta semana, Marc Jacobs, el ilustrador Robert Fisher y los miembros supervivientes de Nirvana, Krist Novoselić y Dave Grohl, llegaron a un acuerdo sobre una demanda por los derechos del logotipo smiley face que Kurt Cobain creó (en 1991) para la banda en sus inicios.
La imagen es una cara sonriente, con la lengua afuera, toscamente dibujada, que Marc Jacobs usó en una colección de ropa en 2018 y que desató el reclamo, por derechos de autor e infracción de marca registrada, ese mismo año.
Desde este martes 9 inició el periodo de 21 días de conciliación que el Tribunal del Distrito Central de California, División Occidental, impuso luego de que las partes aceptaron la intervención de un mediador para resolver esta disputa fuera de corte. Los asesores legales son Kendall Brill & Kelly LLP, por Nirvana LLC; Drye & Warren LLP, por Marc Jacobs International LLC, y Modo Law, por Robert Fisher.
Este caso es particularmente complicado puesto que hay tres partes en pugna, con dos de ellas asegurando que son los titulares de los derechos de autor del logotipo.
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El inicio de todo
Todo empezó cuando Marc Jacobs lanzó su colección de ropa Bootleg Redux Grunge, que mostraba una smiley face bastante similar a la de Nirvana, sin permiso, que la banda describió en su demanda por derechos de autor como “prácticamente idéntico” al que ha distinguido la mercadería de esta (y por extensión a los movimientos grunge y post-grunge por décadas).
En principio, la disputa fue entre Marc Jacobs, que en su defensa alegó que Nirvana LLC (la compañía que representa a Grohl y Novoselić) no tenía derechos sobre el logotipo y los músicos, pero en 2020 se sumó el tercer reclamante: Fisher, quien aseguró que es el autor, ya que lo diseñó para Cobain y la banda cuando estaban bajo el sello discográfico Geffen Records, por lo que pidió unirse al caso.
Fisher, exdirector de arte de Geffen Records, fue (si cabe decirlo) el elemento discordante debido a su insistencia de que el creador no fue Cobain sino él, que diseñó la cara en su tiempo libre (no bajo contrato de Geffen o la banda) para el disco Nevermind; por ende, Nirvana —en efecto— no tenía asidero para su reclamo.
La participación del artista plástico se mantuvo “firme” dentro de la disputa hasta que, en 2023, el juez de distrito estadounidense John Kronstadt dijo que, ya que Fisher no había podido demostrar que no hizo el logotipo bajo encargo del sello propiedad de Universal Music Group, no podía ser considerado su autor, de esta manera desestimando su reclamo. El ilustrador apeló esta decisión.
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Un elemento menos
A raíz del juicio de Kronstadt, la discusión volvió de nuevo a ser entre Nirvana LLC y Marc Jacobs, así que el trabajo del Tribunal era determinar si Marc Jacobs cometió alguna infracción, quién es el autor del logotipo y quién el titular de sus derechos de autor.
Nirvana insiste en que el creador es Cobain, quien cedió sus derechos a la compañía, aunque seguía sin responderse la cuestión de si Fisher hizo o no el logotipo y, sobre todo, si lo hizo bajo encargo como empleado de Geffen. En dado caso, sin presentar un contrato que haga patente que la cara fue diseñada motu proprio por Fisher y no por encargo, los hechos indican que él no es el propietario de los derechos de autor a pesar de que pudiera ser el autor.
Bajo la ley estadounidense, y de otras jurisdicciones, los artistas que hacen una obra dentro de sus funciones como empleados de una compañía o individuo están, en teoría, haciendo un trabajo por contrato, por lo que es su empleador el propietario de los derechos de autor de dicha creación.
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Antes de que la decisión de Kronstadt dejara prácticamente fuera de juego a Fisher, el tribunal aceptó en 2019 los reclamos por infracción de derechos de autor, designación de origen falsa según la Ley Lanham (Ley de Marcas Registradas de los EE. UU.), infracción de marca registrada según la ley de California y competencia desleal, por el diseño creado en 1991 y registrado en 1993 (Registro 166) por Nirvana, Inc., cuyo registro luego pasó, en 1997, a ser de Nirvana y, en 1998, a ser de Nirvana LLC. La demanda también se basó en que la cara sonriente fue usada consistentemente desde 1992 para identificar a la banda y su mercadería con licencia.
En respuesta, Marc Jacobs pidió desestimar el reclamo bajo el argumento de que no había suficiente evidencia de que la banda usaba la imagen como marca, no había riesgo de confusión, Nirvana LLC no afirmó ser propietario del registro del logo con anterioridad y tampoco podía alegar similitud extrínseca entre este y el usado en la colección Bootleg Redux Grunge. Cada uno de los alegatos fue rechazado por la corte y esto demostró la validez del Registro 166 para ella.
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Sobre la marca registrada, la corte determinó que la que representa a Nirvana es válida y protegible bajo los criterios federales y estatales, dándole razón a la banda en su alegato de que los consumidores asocian la smiley face con la banda. En este mismo contexto, el tribunal consideró que las letras M y J, en sustitución de las X como ojos de la cara, no invalidaba la cuestión planteada de si las marcas son idénticas para causar confusión sino si son lo suficientemente similares para que haya probabilidad de confusión por infracción de marca registrada.
Sobre la base de la Ley Lanham y la de Derechos de Autor, el tribunal consideró que la similitud de la forma circular y asimétrica de la cara, la ubicación de los ojos y la lengua, así como la sonrisa del logo de Nirvana y la imagen de Marc Jacobs eran suficiente para sostener el reclamo de derechos de autor.
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2023 y 2024, ¿En qué va el juicio?
En diciembre pasado, Fisher solicitó el derecho a llevar la disputa ante el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito de Estados Unidos, para impugnar la decisión de Kronstadt porque, según él, esto favorecería en juicio solo a Nirvana a la que, por cierto, señaló por supuestamente rechazar su ayuda en su caso contra Marc Jacobs, cuando se acercó a ellos para explicarles el “verdadero” origen del logo, porque sería un grave inconveniente para la agrupación.
La intención de Fisher, a finales de 2023, mediante su apelación, era lograr que el caso fuese pausado temporalmente para que, de pasar a juicio, el jurado pudiera oír la versión de Fisher y considerarlo también como alguien con derecho a reclamos de autoría en vez de estar limitado en su criterio y considerar a Nirvana como el único afectado.
Nirvana LLC dijo, por medio de sus abogados, que se oponían a los retrasos y exigían la fijación de una fecha para el juicio. Solo quedaba esperar a que Kronstadt decidiera si Fisher tendría la oportunidad de presentar su caso ante un tribunal de apelaciones.
Así, llegamos a esta semana, cuando al fin todas las partes decidieron, conforme resolución del Tribunal del Distrito Central de California del 23 de mayo, participar en una conferencia de conciliación el 28 de junio, en la que aceptaron las propuestas del mediador presentadas por el juez Steve Kim, quien estuvo con ellos en dicha conferencia.
En el documento presentado ante la corte se lee que, de conformidad con esos acuerdos, las partes deben documentar su acuerdo en un plazo de 21 días y que actualmente están en el proceso de su redacción y ejecución, de manera que, una vez las partes puedan documentar completamente y ejecutar dichos acuerdos, el Tribunal podrá desestimar esta acción conforme a los términos de estos.
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