En un caso que involucra elementos de trade dress, la farmacéutica suiza Novartis perdió un intento de mantener una versión genérica de Entresto (su medicamento contra la insuficiencia cardíaca) fuera del mercado estadounidense, luego de que Dabney L. Friedrich, juez federal para el Distrito de Columbia (Washington), emitió una orden en la que determinó que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos no excedió su autoridad al aprobar la venta del genérico de Entresto en el territorio nacional.
Este primer genérico estadounidense de Entresto es producido por MSN Pharmaceutical y fue aprobado para su venta este septiembre, bajo una etiqueta diferente a la del original, entre otras diferencias. La decisión de Friedrich, sobre la que Novartis ya dijo que no está de acuerdo, será apelada por la farmacéutica en un futuro próximo.
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Como Novartis apelará la sentencia del juez, MSN no podrá lanzar oficialmente su genérico al mercado mientras avance dicha apelación, mientras tanto, MSN también debe lidiar con una demanda por violación de patentes, también impulsada por Novartis que, apenas en agosto, perdió su primer intento de bloquearlo y cuya apelación, ante el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos para el Circuito Federal, impulsada por una sentencia desfavorable, también impide su comercialización.
Novartis, que demandó a Xavier Becerra, secretario del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos (HHS); Robert M. Califf, comisionado de la FDA; MSN Pharmaceuticals Inc. y MSN Laboratories Private Ltd., aseguró que la aprobación del genérico es “arbitraria y caprichosa” y viola la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos (FDCA) de varias maneras, entre estas que aprobó un producto con una etiqueta apenas diferente a la de Entresto, que omite su uso en pacientes sin fracción de eyección reducida para “ampararse” bajo el skinny-label, permitido en la práctica para evitar infringir las patentes relacionadas con un producto farmacéutico.
Para entender la “molestia” de Novartis, basta con saber que Entresto fue aprobado en principio para reducir el riesgo de muerte y hospitalización en pacientes con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (medida de la sangre bombeada por el ventrículo izquierdo en cada contracción), uso que fue incluido en su etiqueta original, pero al que se sumó en pocos años el uso en pacientes sin fracción de eyección reducida, indicación para la que solicitó patentes adicionales.
En la actualidad, la etiqueta del genérico de MSN copia a la primera etiqueta de Novartis para Entresto (excluye su segundo uso), lo que Novartis asegura es ilegal, ya que la FDCA impide usar en productos de todo tipo una etiqueta que haya sido suspendida y reemplazada, como en este caso. La demandante también apuntó que el genérico no es idéntico a Entresto porque solo se limita a mezclar sus dos ingredientes activos (sacubitril y valsartán) en vez de unir sus moléculas, como hace el medicamento original.
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Este es apenas uno de los dos grandes tropiezos que Novartis ha tenido con la justicia federal estadounidense en su pelea contra MSN. En agosto, un juez de Delaware dictaminó que su demanda por infracción de patentes, hecha para impugnar el genérico, tenía pocas posibilidades de prosperar y, sobre todo, para impedir el lanzamiento del medicamento, aún así, ordenó que MSN retrasara su venta mientras avanzaba la apelación en el Tribunal de Apelaciones y la apelación ante el tribunal de Washington que, la semana pasada, también le dio la razón a la FDA y MSN.
La defensa de Entresto es más que un punto de orgullo para Novartis, ya que este es su medicamento más vendido y, por sí solo, le generó ganancias por encima de los 6.000 millones de dólares en 2023, por lo que han anunciado que usarán todas las opciones de las que disponen para impedir la comercialización del genérico aprobado por la FDA, con el fin de defender su propiedad intelectual y su perfil financiero de 2024.
La patente que defiende vence en 2026, pero MSN y otras farmacéuticas estadounidenses han preparado el lanzamiento de diversos genéricos desde 2022, he ahí el porqué Novartis ha usado este recurso, pero también el porqué Richard Gibson Andrews, el juez de la Corte de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito de Delaware, determinó en agosto que su demanda por infracción de patentes tenía pocas posibilidades de prosperar, al igual que la orden judicial preliminar solicitada para impedir el lanzamiento de MSN.
El Juez también consideró que el lanzamiento del genérico no causaría el “daño irreparable” que Novartis aseguró ocurriría si este era lanzado al mercado, así como también descartó que la aprobación de la FDA genere una ola de lanzamientos de similares y genéricos en el mercado estadounidense.
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Antecedentes legales
El intento de bloqueo de Novartis en el Distrito de Columbia se basó en que, para vender un genérico, cualquier farmacéutica debe demostrar la equivalencia inequívoca de su producto con el original patentado, así como etiquetarlo bajo las mismas condiciones de uso del bioequivalente al fármaco de referencia tomando –sobre todo– en cuenta los casos de uso enumerados en el Libro Naranja de la FDA (la lista de medicamentos aprobados por la FDA, que permite que las empresas de medicamentos genéricos identifiquen cuándo expiran las patentes de los medicamentos de marca para que puedan comercializar sus equivalentes genéricos).
La tarea que debe hacerse previa al lanzamiento de un biosimilar es presentar una certificación del párrafo IV, que impugne la validez de las patentes enumeradas, o una declaración de la sección VIII, que certifique que el solicitante no busca comercializar el genérico para usos cubiertos por la patente.
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Cuando una empresa desea lanzar un genérico, debe presentar ante la FDA una Solicitud Abreviada de Nuevo Medicamento (ANDA, por sus siglas en inglés) que, a diferencia de los medicamentos originales patentados, no necesitan incluir datos clínicos independientes de seguridad o eficacia, sino sólo demostrar que el genérico es el mismo que su medicamento de referencia de marca aprobado previamente.
La norma es que estos similares deben tener el mismo etiquetado que el medicamento de marca, aunque la FDA establece que una etiqueta genérica puede diferir de la etiqueta de referencia cuando el producto es producido por un fabricante diferente, para señalar las diferencias en la exclusividad de comercialización o los derechos de patente. Estas diferencias en el etiquetado pueden basarse en la fecha de vencimiento, la formulación, la biodisponibilidad o la farmacocinética, pero no pueden –argumentó Novartis– “no hacer que el producto farmacéutico propuesto sea menos seguro o efectivo que el medicamento indicado para todas las demás condiciones de uso no protegidas”.
La empresa suiza se ha aferrado al argumento de que aún posee varias patentes de método de uso relacionadas con Entresto que –en teoría– obstaculizan la entrada de genéricos, porque: las patentes 9.517.226; 9.937.143 y 11.135.192 cubren el uso del fármaco para tratar a los pacientes con insuficiencia cardíaca crónica o con “fracción de eyección preservada”, mientras la patente 11.058.667 cubre un régimen de dosificación específico. Debido a esto, presentaron ante la FDA (en septiembre de 2022) una solicitud para evitar la aprobación de cualquier ANDA relacionada con Entresto que eliminara el lenguaje de etiquetado relacionado con esos métodos patentados, que la FDA rechazó, finalmente, en julio de este año, bajo el razonamiento de que –según sus estatutos–, un nuevo etiquetado o skinny-label no pondría en riesgo la seguridad o eficacia del medicamento.
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Las normas de Estados Unidos para el skinny-labeling
Bajo el régimen estadounidense, los medicamentos de marca registrada están protegidos de los genéricos mediante patentes que pueden cubrir el ingrediente activo, su indicación de uso, las formulaciones, los métodos de uso o de elaboración y los dispositivos para administrarlo y que pueden vencer en distintos momentos, por lo que cualquier fabricante interesado en vender un biosimilar debe esperar a que caduquen esas patentes.
En el caso de medicamentos que han patentado ciertos usos pero otros no, entra al campo de juego la Ley Hatch-Waxman de 1984, que establece un mecanismo para permitir la comercialización limitada de genéricos antes del vencimiento de las patentes. En resumen, la Ley permite en sus disposiciones la práctica de la llamada “etiqueta reducida” (o, en inglés, la skinny-label), para que cualquier fabricante de genéricos pueda solicitar la aprobación de la FDA para todos los usos aprobados de un medicamento de marca que ya no están protegidos por patentes.
Para llegar al Libro Naranja que sirve de guía a todos los fabricantes, todos los medicamentos nuevos deben ser aprobados por la FDA antes de que puedan comercializarse en los Estados Unidos, dicha aprobación llega por medio de una solicitud de medicamento nuevo (NDA, por sus siglas en inglés), hecha luego de una serie de ensayos clínicos diseñados para demostrar la seguridad y eficacia de un medicamento y para los que debe haber un etiquetado que también debe ser aprobado por la Agencia, que incluya las indicaciones aprobadas.
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Como algunos médicos pueden descubrir nuevos usos para los medicamentos y empezar a recetar uno establecido para un uso específico para otros usos no determinados en la etiqueta (o cubiertos por patentes), la Ley Hatch-Waxman creó una nueva ruta para la aprobación de ANDA que solo deben limitarse a demostrar que son iguales a un medicamento aprobado por la FDA con el mismo ingrediente activo y, por ende, que tiene el mismo efecto terapéutico. Los ANDA, como los NDA, deben proponer un etiquetado para el biosimilar, que debe ser idéntico a la etiqueta del medicamento de marca al que se hace referencia.
Como la FDA tiene una autoridad ministerial (es decir que no verifica independientemente la información que se le da sobre patentes y usos de un medicamento) sobre la información de las patentes enumeradas en el Libro Naranja, deja bajo la responsabilidad de los NDA la veracidad de la información de patentes que presentan, lo que lleva a otro camino: El Libro Naranja enumera todos los medicamentos no biológicos aprobados por la FDA, así como los equivalentes.
Ante esto, Hatch-Waxman ofrece una opción de certificación de patente adicional para el solicitante de la ANDA, que debe certificar que el fármaco –y los usos– para el que solicita la aprobación no está cubierto por una patente. Esto se declara en virtud de la Sección VIII de la FDA, para cuando algunos métodos aprobados de uso del biosimilar aún cuentan con patente vigente y debe ir acompañado del nuevo etiquetado propuesto, que omita las partes del etiquetado del fármaco de marca que corresponden a los usos aún patentados. En resumen, los genéricos que usan la Sección VIII para su comercialización eliminan de su etiqueta los usos aún patentados, haciéndola más breve o “delgada”.
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