La serie The Pitt podría ir a juicio por un reclamo de derechos de autor

La violación del contrato le generó daños económicos a los demandantes / IG: thepittfanpage
La violación del contrato le generó daños económicos a los demandantes / IG: thepittfanpage
Sherri Crichton demandó por incumplimiento de contrato, incumplimiento del pacto implícito de buena fe e interferencia intencional en las relaciones contractuales.
Fecha de publicación: 26/02/2025
Etiquetas: propiedad intelectual, Derechos de autor, entretenimiento, Litigios, Modificación de contrato

“The Pitt” es una serie dramática de Max que, imitando a 24 (serie de Fox), se narra en capítulos de una hora a tiempo real en los que desarrollan el trabajo del personal médico de un hospital de trauma de la ciudad estadounidense de Pittsburgh. Dos de las cosas más relevantes de esta serie es que tiene 92 % de aprobación en Rotten Tomatoes, gracias a su realismo, y que la protagoniza Noah Wyle, quien repite un papel como médico después de hacerse famoso con su personaje de John Carter, en la serie de televisión (de NBC) ER: Sala de emergencias.

Este último detalle es el que le ha ganado, entre otros motes, el apodo de “la heredera de ER”, y el hecho de que fue creada y está producida por R. Scott Gemmill, exguionista de ER, y producida por John Wells, también exproductor de ER, profundiza esa percepción… que no le hace gracia a Sherri Crichton, viuda de Michael Crichton, creador de una película estilo documental sobre una sala de emergencias (una “ER”, en inglés), la que le dio vida, posterior a la venta de los derechos de propiedad intelectual, a la ER con la que Wyle se hizo famoso. 

Porque ER fue una historia de Michael Crichton (ya fallecido), los creadores de The Pitt acudieron a Sherri Crichton en 2022, para informarle que harían un reboot de la serie, lo que la obligaba a revisar los contratos que su esposo, Warner Bros (WB) y Steven Spielberg firmaron cuando ER vio la luz. Estos documentos determinaron que los herederos del escritor, Spielberg y WB tienen derechos sobre todo material derivado que se haga de la serie, es decir, ella, como titular del estate de Crichton, debía autorizar la producción de The Pitt.


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La viuda no recibió más noticias de WB (también involucrado en la nueva serie), Gemmill y Wells hasta un año después cuando le dijeron que el proyecto había sido abandonado. Sin embargo, The Pitt fue estrenada este mes, de modo que el proyecto nunca fue abandonado. Y es ahí donde reside la inconformidad de Sherri Crichton, quien demandó, en agosto de 2024, cuando se anunció oficialmente la serie, a WB, Gemmill, Wells y Wyle (es decir, a compañía productora, escritor, productor ejecutivo y actor) por incumplimiento de contrato, incumplimiento del pacto implícito de buena fe y trato justo e interferencia intencional en las relaciones contractuales.

La demanda fue presentada ante el Tribunal Superior del Estado de California para el Condado de Los Ángeles, por Roadrunner JMTC LLC (sucesor en interés de The John Michael Crichton Trust), contra Warner Bros. Television (división de WB Studio Enterprises Inc.); Warnermedia Direct, LLC; John Wells Productions; John Wells; Noah Wyle y R. Scott Gemmill. Los demandantes están representados por Robert N. Klieger, socio de Hueston Hennigan LLP. La demanda exige un juicio con jurado, una orden judicial para impedir que Warner Bros. viole el contrato de Crichton y daños punitivos y compensatorios.

Como respuesta, los demandados presentaron una moción para desestimar la demanda en virtud del estatuto anti-SLAPP de California, mecanismo empleado para proteger a las personas de las demandas estratégicas frívolas contra la participación pública y que podrían reprimir la libertad de expresión. Las SLAPP son costosas, se utilizan para silenciar a los críticos, suelen ser presentadas por empresas y los demandantes rara vez ganan estos casos, porque su meta es silenciar a los críticos, por este motivo, WB cree que si van a juicio contra el estate, lo ganarán.


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Pero esta moción de desestimación fue negada este martes 25, por la jueza Wendy Chang, del Tribunal Superior del Condado de Los Ángeles, quien consideró que la evidencia presentada por los demandantes cumple con el estándar de mérito mínimo para demostrar al menos un caso prima facie de que The Pitt se deriva de ER y su reclamo de derechos de autor es válido, por lo que un jurado podrá determinar si, como dijo Sherri Crichton, los demandados la excluyeron del trato en violación de su contrato sobre lo que es un reinicio no autorizado de ER. Para Crichton, la decisión de Chang es “una victoria importante para toda la comunidad creativa”.

La principal preocupación de Crichton desde que demandó es hacer valer los “derechos congelados” de los herederos para aprobar cualquier reinicio de la serie y exigir (como efectivamente hicieron en 2022) que Michael Crichton sea acreditado como creador de The Pitt y que los herederos tengan una garantía de 5 millones de dólares. Un representante de la viuda expresó en su momento que si WB puede excluir a Michael Crichton, “uno de los creadores más exitosos y prolíficos de la industria que hizo ganar al estudio miles de millones a lo largo de su asociación” de los derechos de autor que establecieron en los contratos originales, pues entonces “ningún creador está a salvo”.

Los pruebas que la demanda presenta para asegurar que The Pitt es un trabajo derivado de ER son que Wyle está básicamente repitiendo su papel del Dr. Carter y hay suficiente crudeza gráfica en los capítulos, como hubo en ER, solo que en un hospital distinto. Las palabras exactas que usaron fueron:

The Pitt claramente deriva de ER. De hecho, la estructura, la trama, los temas, el entorno, el ritmo, los personajes y la secuencia de eventos del guión piloto de The Pitt reflejan el guión original de Crichton para el episodio piloto de ER de 1994.


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Y mientras WB y Wells dice que The Pitt es un programa diferente y que el contrato no le da derecho al estate de impedir que se haga un programa de televisión ambientado en un hospital, Crichton insiste en que su demanda no es frívola porque, una vez leyó el guión del piloto de The Pitt, notaron que “no es 'St. Elsewhere', 'Chicago Hope', 'Anatomía de Grey' o 'The Good Doctor'. Es la misma serie derivada de 'Urgencias' que se había estado desarrollando durante más de dos años, pero despojando a los herederos del crédito”.

Por este motivo, el documento introducido a la Corte indica que: 

En lugar de otorgarle a Crichton el crédito de ‘creado por’ que se merecía, los demandados fingieron que su reinicio no era su creación en absoluto, enriqueciéndose así con millones de dólares, potencialmente cientos de millones o varios miles de millones de dólares en éxito, y privando a los herederos de Crichton de su parte legítima.

Lo que rompió la mala fe

Una de las pruebas introducidas por la demanda es el mismísimo contrato que Michael Crichton firmó en marzo de 1994 cuando estaba negociando sus créditos como creador de ER. En el décimo ítem de este se lee que “toda publicación relacionada con ER, todos los estrenos en cines, todas las secuelas, remakes, spin-offs y otros trabajos derivados (incluidos los medios electrónicos, interactivos y similares) se congelarán, siendo necesario el acuerdo mutuo entre Crichton, Amblin y Warner Bros. para avanzar en cualquiera de estas categorías.” 


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Entonces, continúa la demanda, la conducta de WBTV constituye una flagrante violación de los derechos congelados en los que Crichton insistió antes de confiar la serie original a WBTV, y la participación consciente de cada demandado en esa violación “es una traición vergonzosa a Crichton y su legado”, por esta razón, la primera causa de acción es incumplimiento de contrato y se inició en contra de WBTV que, con ello, podría enriquecerse “injustamente a través de sus incumplimientos”. 

En virtud de la ley californiana, la víctima de una ruptura de contrato puede pedir la restitución de las ganancias atribuibles en su totalidad o en parte a esos incumplimientos así como solicitar una medida cautelar preliminar y permanente para restringir y prohibir los continuos incumplimientos de cualquier acuerdo.

Esto lleva a la segunda acción en contra de WBTV: El incumplimiento del pacto implícito de buena fe y trato justo, especialmente en contraste con Crichton y el estate, que han cumplido el acuerdo de 1994, mientras la compañía WBTV ha impedido que el demandante reciba los beneficios del acuerdo actuando de manera injusta y de mala fe. El daño económico que los demandantes han sufrido por este rompimiento debe probarse en juicio.

La violación del contrato que le generó daños económicos a los demandantes se incluye en la tercera causa de acción, basada en que la interferencia intencional con las relaciones contractuales genera un enriquecimiento injusto a los demandados, por lo que los herederos de Crichton exigen que les sean asignadas las ganancias atribuibles total o parcialmente a esa interrupción.


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La familia del autor espera que en el juicio se asignen daños punitivos para disuadir a los demandados de “participar en conductas similares en el futuro y para dar un ejemplo de que este tipo de comportamiento no será tolerado ni siquiera por parte de las figuras más poderosas de la industria del entretenimiento”, especialmente porque para la viuda de Crichton, ellos actuaron con “opresión, fraude, malicia y un desprecio consciente” por sus derechos.

De no haber dado la jueza Chang la razón a Sherri Crichton, el estatuto anti-SLAPP, que es sólido en California, determina que los demandados debían desafiar la demanda demostrando que esta fue hecha para coartar su derecho a la petición o a la libertad de expresión. 

La impugnación de estas demandas exige a los acusados demostrar que se les está demandando por cualquier acto en relación con un asunto público, entendido este bajo cuatro categorías: declaraciones realizadas ante un procedimiento legislativo, ejecutivo o judicial; declaraciones realizadas en relación con un asunto que esté siendo considerado por un organismo gubernamental; declaraciones realizadas en un lugar abierto al público en relación con un asunto de interés público, y cualquier otro ejercicio de la libertad de expresión.

Cuando un tribunal californiano atiende una demanda SLAPP evalúa si el acto demandado se relaciona con un tema de interés público o involucra a una persona o entidad de interés público, además de si el discurso que se pretende callar podría afectar a un gran número de personas o podría contribuir al debate sobre un tema de interés público generalizado, pero ¿cuánto de eso puede aplicarse a un drama médico de ficción que, aparentemente, es una obra derivada?

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