El impulso del nearshoring en México se refleja en los anuncios de inversión que para enero ya reportaban un total de 2.500 millones de dólares. / Canva.
Si bien el nearshoring atraviesa un proceso de renacimiento en México, especialmente por el impulso que le dio la pandemia, las tensiones en la cadena de suministro global y las complejas relaciones entre Estados Unidos y China, su conceptualización y su aplicación no son nuevos para el país, que pretende aprovechar los vientos con distintos planes articulados, entre ellos, el Programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX).
2023 avanza como un año de oportunidades para esta actividad. Compañías como BMW, Noah Itech, BIC, Nestlé y Brembo integran los anuncios de inversión que, en enero, ya reportaban una derrama de 2.500 millones de dólares.
El tercer sector y el Estado encaminan acciones con una mirada de crecimiento en un plazo de dos años. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con su estrategia de Visión 2025; la Secretaría de Hacienda, con su apertura, así como la Secretaría de Economía (SE), mediante acciones coordinadas entre la Subsecretaría de Comercio Exterior y las Secretarías de Desarrollo Económico de las 32 entidades federativas, suman esfuerzos para esta tarea que, en esta fase, implica la elaboración de un diagnóstico de oportunidades, establecer estrategias conjuntas y simplificar los trámites administrativos, como se estableció en los objetivos de la SE.
“El nearshoring ha tenido un renacimiento relevante y su horizonte inmediato en México es positivo y cautelosamente optimista”, asegura Rodrigo Rojas, socio y miembro del comité de dirección de la firma Gonzalez Calvillo.
A decir del especialista, el dinamismo del nearshoring no solo es resultado de los marcos jurídico y de negocios —desarrollados para estas actividades—, sino de las condiciones y tendencias políticas, comerciales y financieras que impactan a las cadenas de producción y servicios. A ello se debe añadir una circunstancia especial: las elecciones presidenciales de 2024.
En cuanto al marco jurídico que favorece esta práctica, México es parte de 14 Tratados de Libre Comercio con 50 países. Entre ellos destacan el Tratado entre los Estados Unidos Mexicanos, los Estados Unidos de América y Canadá (T-MEC) y el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). También cuenta con 30 acuerdos para la promoción y protección recíproca de inversiones (APPRI), entre otros acuerdos de cooperación económica con diversos países y bloques económicos.
“Desde antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a mediados de los noventa, México ha generado condiciones que alientan la generación de operaciones por compañías basadas fuera del país en territorio nacional. La suscripción de dichos acuerdos, lógicamente, ha hecho que la legislación local evolucione, se adapte y recoja las distintas realidades que se presentan cotidianamente en los negocios”, explica el abogado.
En esta materia, de acuerdo con el BID, México es el país con mayores oportunidades en Latinoamérica. Para la organización, sus exportaciones derivadas del nearshoring en el corto y mediano plazo podrían aumentar en 78.000 millones de dólares anualmente —64.000 millones de dólares en comercio de bienes y 14.000 millones de dólares en comercio de servicios—.
Desde su experiencia en transacciones nacionales y transfronterizas, Rodrigo Rojas ve en la creación del programa IMMEX un ejemplo significativo de la evolución normativa en torno al nearshoring. El sistema del Programa para el Fomento de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación, conocido como IMMEX, ofrece a las empresas y negocios del sector exportador mexicano condiciones específicas para ganar competitividad. Se enfoca, entre otros aspectos, en disminuir costos administrativos y logísticos y aplicar regímenes impositivos particulares.
“El Programa IMMEX ha sufrido múltiples adaptaciones y ajustes durante su vigencia, esto ha sido resultado del enfoque renovado que la inversión extranjera tiene en México, principalmente por los beneficios que el nearshoring le representa a los inversionistas, por ejemplo, la cercanía geográfica inmejorable a los Estados Unidos, mano de obra calificada y experimentada, menores costos de proceso y envío, entre otros”.
A este programa se vincula legislación en materia fiscal, de comercio exterior y administrativas. Rojas apunta a la Ley Aduanera y la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación, así como la Ley del Impuesto al Valor Agregado y sus diversas normas secundarias.
En materia tributaria destaca la aplicación de tasa 0 % de Impuesto al Valor Agregado para las importaciones temporales.
Automotriz (electromovilidad), eléctrica y electrónica, dispositivos médicos y farmacéuticos, semiconductores y agroindustria son las cinco industrias que, según Raquel Buenrostro Sánchez, secretaria de Economía, impulsarán la relocalización de las empresas.
Su anuncio, difundido en febrero, es la antesala de la culminación de la vía férrea para el intercambio de mercancía en el Istmo de Tehuantepec. Este corredor interoceánico será una plataforma logística integral que interconecte, en un tramo de 1.000 kilómetros, dos vías entre los puertos deSalina Cruz, Coatzacoalcos, Chiapas y Dos Bocas.
“En las condiciones actuales avizoramos que, durante 2024, debería continuar la expansión del fenómeno nearshoring en México, a través del establecimiento de nuevos programas y productos en industrias como la automotriz, de manufactura, tecnologías y servicios de información, así como otros sectores relacionados. Un buen ejemplo es la anunciada instalación de la mega fábrica de Tesla en el Estado de Nuevo Léon. Esto atraerá no solo inversión y generación de empleo directo, sino múltiples negocios y actividades de soporte relacionadas que generarán su propia inversión y negocio”, explica Rodrigo Rojas.
Se trata de un escenario que promete mantener un impulso sostenido. Como parte de este apoyo, el BID estima un financiamiento de entre 1.750 millones de dólares y 2.250 millones de dólares para los próximos tres años. El foco será la construcción de parques industriales, nuevas inversiones de empresas anclas y el desarrollo de mecanismos innovadores que amplíen el financiamiento de las pequeñas y medianas empresas que participan de las cadenas globales de valor.
En este punto, según comparte el abogado, las dudas más frecuentes se centran en establecer operaciones formales en México; obtener programas, permisos y autorizaciones relacionadas con la industria de exportación —como el Programa IMMEX, la certificación de IVA y los distintos padrones de importación y exportación aplicables—, pero también recibir orientación al respecto de los registros fiscales y procesos de compliance, como el debido proceso en la contratación de personal.
Para aquellos potenciales inversionistas o interesados en participar del renacimiento de esta actividad, el socio de Gonzalez Calvillo ofrece tres recomendaciones claves:
Conocer el mercado mexicano de exportación y sus jugadores principales antes de hacer una inversión.
Comprender con el mayor detalle posible el marco regulatorio vasto y complejo que aplica a las actividades de nearshoring.
Sobre todo, obtener desde el inicio asesoría comercial, fiscal y legal de primer nivel e invertir en ella para estructurar adecuadamente el negocio y mitigar potenciales problemas futuros.
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