De acuerdo con el Banco Mundial, hasta 2023, Nicaragua utilizó la décima parte de su capacidad generadora de energía en proyectos solares y eólicos. En el impulso que se registra en América Latina y el Caribe para lograr la transición hacia las energías sostenibles, teniendo como meta 2030, el país centroamericano ve en la emergencia una potencial fuente de energía: los parques eólicos marinos.
Sin embargo, en el contexto nicaragüense, en el que la expansión de este sector podría significar un input significativo para el suministro eléctrico nacional, se presentan una serie de desafíos tanto legales como regulatorios que requieren una atención especial. ¿Cuáles son? ¿Y cómo lidiar con ellos?
"La posición geográfica del país implica la revisión de compromisos considerando la conservación de la biodiversidad marina, de manera que se deben minimizar los impactos ambientales de estos proyectos", refiere Kevin Castro, abogado especializado en ambiental, ESG y corporativo.
El país centroamericano está bordeado, al Oeste, por el Océano Pacífico y, al Este, por el Mar Caribe, en este punto se encuentra la Reserva Biológica Marina Cayos Miskitos y Franja Costera Inmediata y su zona de transición.
Además, en la Costa Atlántica de Nicaragua se reconoce el territorio de Rama y Kriol, con una extensión marítima de 4.413,08 km2, parte del territorio de estos pueblos originarios, conformado por 9 comunidades indígenas, está dentro de la Reserva Biológica de Indio Maíz.
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“Se debe hacer un esfuerzo por identificar las zonas geográficas en las que se puede viabilizar este tipo de proyectos, así como evaluar su potencial contribución al sector eléctrico nacional. Además, recomendaría revisar el marco regulatorio existente para poder usar, construir y operar plataformas marinas en alta mar”, dice Rodrigo Ibarra, socio de Arias - Nicaragua y especialista en proyectos de infraestructura y energía.
"El principal foco de atención y cuidado debe ser la sostenibilidad ambiental que requiere la expansión de esta industria".
Esta perspectiva resalta la necesidad no solo de atender las regulaciones existentes, sino de ir más allá en la protección del entorno natural y la integración armónica con las comunidades locales.
Para Ibarra, la impronta de este desarrollo debe ser “cumplir las leyes en materia medioambiental y adoptar políticas internas que procuren hacer más de los mínimos legales requeridos”.
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Kevin Castro, asociado de la firma en Nicaragua, apunta tres aspectos que los desarrolladores de proyectos eólicos marinos deben atender:
- Dada la posición geográfica que implica la habilitación de estos proyectos, son considerados como “instalaciones marítimas”, por lo que requieren permisos de construcción y otras aprobaciones relacionadas al tránsito internacional de embarcaciones que entran y salen del territorio.
- La logística que implica la interconexión eléctrica de estos proyectos en un área fuera de la costa podría requerir el montaje de más de una subestación eléctrica marina para transformar, transmitir y luego distribuir la energía hasta tierra y hacia los consumidores finales.
- Finalmente, quizá el punto más básico, considerando el alto impacto ambiental que estos proyectos pueden generar en Nicaragua, es necesario elaborar un estudio de impacto ambiental, contando, por supuesto, con los requisitos que solicita la autoridad ambiental.
El camino hacia la implementación exitosa de proyectos eólicos marinos en Nicaragua implica un equilibrio delicado entre la viabilidad económica, la protección ambiental y el cumplimiento normativo.
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Aspectos regulatorios
¿Qué aspectos de la legislación nicaragüense necesitan adaptarse o modificarse para facilitar la implementación de proyectos eólicos marinos?
Kevin Castro: El principal aspecto que la legislación nicaragüense debe adaptar son las normas que protegen ciertas áreas de interés. La posición geográfica del país implica la conservación de la biodiversidad marina, de manera que se deben minimizar los impactos ambientales de estos proyectos.
Por otro lado, teniendo en cuenta los costos de inversión y operación, es importante que se considere la revisión del marco de incentivos fiscales previstos en la legislación tributaria en Nicaragua e, incluso, la regulación de tarifas específicas para la conexión a la red eléctrica, ya que los incentivos actuales están diseñados para proyectos eólicos en tierra, con una estructuración e inversión distinta.
Es importante, además, que, a través de distintos incentivos, se facilite la implementación de financiamientos sostenibles y éticos en este tipo de proyectos. A la fecha, se observa que las instituciones multilaterales y de financiamiento ético y alternativo manifiestan interés por invertir en este sector, al generar un máximo beneficio al contexto que los rodea. Esto incluye, por ejemplo, generar conciencia sobre el cambio climático, diversificar los recursos naturales para la generación de energías y, en conjunto, crear beneficios para el país.
¿Qué procesos y permisos ambientales son necesarios para la construcción y operación de estos proyectos en Nicaragua?
Kevin Castro: El primer paso para su desarrollo es solicitar la inclusión del proyecto en el Plan de Expansión de la Generación Eléctrica ante el Ministerio de Energía y Minas (MEM), después tramitar la licencia provisional de generación ante este Ministerio para que los interesados en desarrollar un proyecto de este tipo puedan efectuar todos los estudios requeridos.
Los procesos y permisos requeridos para la construcción y operación de estos proyectos se acotan de la siguiente manera:
- Obtención de permiso ambiental: Los proyectos marinos fuera de costa están catalogados como proyectos de Categoría II, lo cual implica que pueden causar altos impactos ambientales y requieren para su construcción y operación de un permiso ambiental, de la presentación de un Estudio de Impacto Ambiental para ser aprobado por el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARENA).
- Tramitación de certificación ambiental: Previo a iniciar la construcción de cualquier proyecto, es necesario tramitar la certificación ambiental del mismo ante la Procuraduría General de la República (PGR). Esta certificación confirma las autorizaciones obtenidas a través del permiso ambiental.
- Aval ambiental municipal: El desarrollador del proyecto debe contar con un aval ambiental qante la municipalidad correspondiente de manera de constatar que la actividad económica que ejecutará es viable ambientalmente hablando.
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¿Qué depara el futuro para la energía eólica marina en Nicaragua y cómo pueden los actores relevantes trabajar juntos para hacer realidad su potencial? En este sector, ¿en qué posición se encuentra el país respecto a la región centroamericana?
Rodrigo Ibarra: A nuestro entender, el Ministerio de Energía y Minas está trabajando en una actualización del Plan de Expansión de la Generación Eléctrica 2019-2033, publicado en 2018.
A través de esta actualización se podrán entender mejor las prioridades que el Gobierno de Nicaragua ha identificado en el sector eléctrico. En cualquier caso, es altamente probable que se siga incentivando y apoyando la diversificación de la matriz energética y el aumento de las energías renovables, a fin de garantizar la seguridad energética del país.
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